Búsqueda personal en la arquitectura: Repeticiones, fragmentos y estilo
En el campo de la arquitectura, contar con un
estilo con el que te puedan reconocer es igualmente de importante el proyecto
arquitectónico sea funcional. Los destacados arquitectos, Frank Gehry y Rafael
Moneo, de sus grandes diferencias, comparten elementos en común: la repetición
de los elementos, el uso de fragmentos y collage, la búsqueda del estilo propio
que los haga únicos. Gehry repite formas como su Cabeza de caballo en obra tras
obra y por la cual estaba en constante transformación. En el caso de, Moneo,
también aplica la repetición consistente en la compacidad y en la aplicación de
la luz cenital, pero con variaciones. Por lo tanto, ambos arquitectos buscan
crear una arquitectura que sea utilizada como su marca personal para que los diferencie
del resto porque saben que, al final, los clientes los buscan por su estilo
personal.
Tanto Gehry y Moneo utilizan elementos
repetidos, como parte de su autoría. Gehry no solo repite la Cabeza de caballo,
sino que también hace eso mismo con peces en diferentes escalas y en los sistemas
de materiales. Lo que hace no lo lleva a cabo porque le falten las ideas, sino para
ir variando y que con la repetición de su estilo las personas puedan
identificarlo y diferenciarlo del resto. Moneo hace algo parecido: el Museo de
Houston no es el primero donde utiliza luz cenital y muros macizos, pero en ese
entorno lleva esas ideas hasta su máxima expresión. Sin embargo, las repeticiones
no necesariamente son copias, sino que puede ser parte de una evolución para
que sus obras arquitectónicas terminen convirtiéndose en una marca. Al fin y al
cabo, eso es lo que los clientes valoran: saber que están contratando algo
específico.
Los dos arquitectos utilizan fragmentos, aunque
de modos diferentes. Gehry divide la arquitectura como si estuviese haciendo un
collage, ya que mezcla materiales y formas imprevistas. Aunque su cabeza de
caballo es parecido a una escultura, la incorpora en edificios a partir de los
cuales desafía todo lo que consideramos como arquitectura. Moneo también divide,
pero desde el espacio: en el Museo de Houston las salas no aparecen en un orden
determinado, sino que se agrupan como piezas sueltas de un volumen compacto.
Ambos rompen las reglas de lo establecido, aunque no desde la rebeldía sino
porque así encuentran su propio lenguaje. Esa libertad para mezclar y
recomponer es parte de lo que les hace especiales.
Gehry y Moneo tienen en común una obsesión:
crear algo que solo ellos puedan firmar. No son simples solucionadores de
problemas técnicos, sino que muestran cada proyecto como un fragmento de su mundo.
Gehry habla de formas escultóricas y de collage, Moneo, de espacios
laberínticos y de luz dramática. Los dos recurren a los mismos elementos, pero
siempre los reinventan, porque saben que el estilo no es copiarse uno mismo,
sino ser capaz de avanzar sin perderse, sin perder su esencia. Allí radica el
motivo por el cual sus clientes los buscan: no les basta un edificio que
funcione, ellos quieren un pedazo de esa creatividad que sólo su autor puede darles.
En un mundo donde muchos arquitectos se parecen, ellos demuestran que la
verdadera autoría es lo propio.
Referencias:
1. Capitel, Antón. “Compacidad y luz cenital: la culminación de un método en el museo de Houston.” n.d.
Middleton, Robin. “Fragments: architecture and the unfinished: essays presented to Robin Middleton.” Thames & Hudson, 2006.
Prof. Isado
Shirley Ortiz, Kamila Távarez y Bárbara Vázquez
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